domingo, 31 de agosto de 2014

Impotencia de madianoche







Yo no entiendo que le vio.

Es bruto como un arado, torpe hasta el hartazgo, nunca le hizo un regalo, jamas va a tener un gesto de sutileza y respeto sincero hacia ella, pero sigue siendo el preferido.

Yo me desvivo entre frases elegantes, oídos plenos para ser el mejor en atenderla, sacando tiempo de donde no lo hay para poder verla, y este que aparece una vez cada tanto destilando el hedor del lúpulo barato mal elaborado se lleva todo el esfuerzo por mí trabajado.

¿Alguien puede decirme que estoy haciendo mal?








jueves, 14 de agosto de 2014











Hay una desorejadisima pifiandole a todas las notas en la guitarra y errandole a todos los tonos necesarios de la canción que es en ingles.

Vecinos....














domingo, 13 de julio de 2014

00.00 AM, Reflexión del momento

Mi bisabuela tenía una maquina, una rueca del tipo Mapuche, un artefacto de madera para hilar lana.

Ella tomaba la lana en bruto y la pasaba por ese artefacto, el pedal que había en la parte baja hacía girar una rueda que le daba movimiento a una pieza circular con una varilla interna que enrollaba la lana ya afinada en su grosor.

Luego, ese producto resultante lo pasaba por un Huso, también del tipo Mapuche, el cual, cuan rombo lo hacía girar y enrollar la lana hasta dejarla lo mas fina y útil posible para garantizar un buen tejido.

Mi mente en este momento parece una Rueca del tipo Mapuche.

Conozco a alguien, empiezo a hablar, a indagar sobre su pasado, sus alegrías y sus miedos.

Tomo esa historia en bruto, le hago preguntas, extraigo conceptos parciales, busco el origen de cada situación, y si no encuentro el origen de esa situación trato de llegar lo mas cerca posible a ese nacimiento.

Una vez cumplido ese proceso miro a la persona a los ojos y ya no puedo verla igual a como la conocí.

Ahora ese individuo es un sujeto con una razón de existencia. Ya no es un simple ente andante por las calles de la ciudad.

Ahora ya se porque sonríe, porque se angustia. Ahora se porque se alegra y porque tiene miedo.

Eso es lo que hago cuando conozco a alguien, suena obsesivo quizás si uno lo mira desde un lado simplista.

Pero pienso también que si se pretende la amistad, la complicidad de una relación cercana, es necesario tener ese gesto de acercamiento, es necesario que sea uno mismo el que se preocupe por saber el origen de esas sonrisas, o de esas lagrimas.

Yo entiendo lo dinámico y rápido de estos tiempos, pero creo sinceramente que debería estar prohibido llamarle amigo a alguien si no se conoce bien a esa persona.

(Sujeto a modificación)



domingo, 13 de abril de 2014

La tarde que conocí a Laiseca

Fue una tarde, la estación otoñal pero con un clima veraniego que se negaba a caer en la antesala del invierno.

Iba a ser en el teatro frente a la Plaza General San Martín, el Obispo Mercadillo, pero dada su particular situación, su delicada salud, termino siendo en uno de los patios internos del cabildo.

Allí volví a verlo a Walter, tantos años, teníamos cosas en común, una de esas, tan maravillosa por cierto, nos llevaría a encontrarnos nuevamente.

El entró, pidió disculpas por el artefacto de ayuda para caminar "La próxima vez prometo que no voy a tener esto encima", recuerdo que dijo mientras lo levantaba y dejaba caer con fuerza.

Nos contó lo que fue la visita, los reconocimientos, nos agradeció la paciencia, la concurrencia que no fue menor, donde se noto que el patio del cabildo no era comparable en sus dimensiones al cómodo salón con confortables butacas del Obispo Mercadillo.

Y finalmente acomodo el clima del lugar, impuso su voz, y comenzo a relatar...
                                                             La caída de la casa Usher.

Para cerrar un día magnifico Walter le pide al relator que le conceda el honor de encenderle un cigarro. Aún hoy me sorprendo de haberme avivado a tiempo de fotografiar el instante, algo que Walter no sabía como agradecer, y algo de lo que yo evidentemente no guardaba noción sobre su magnitud.

Cerramos la tarde con mi amigo buscando una casa fotográfica, viendo donde dejar el rollo, ya era tarde, y nos salvo el shopping a tres cuadras, no quedaba mucho tiempo y el muchacho tenía que tomar su colectivo de regreso. Su visita a la ciudad había sido muy fructífera.


Mi felicidad se puede ver en la foto. Fue un gusto, Señor Maestro.



 

Lo extraño de volver después de tanto tiempo

Es interesante ver lo difícil que es mantener un blog.

Inicialmente este iba a ser un espacio donde publicara mis cuestiones personales, una alternativa mas propia para separar mis pensamientos mas periodísticos que me dedicaba por ese entonces a transmitir en No tan Cuerdos, ese blog al que le dedique tanto trabajo de imagen, y que en algún momento parecía que empezaba a salir adelante, justo cuando los blogs ya empezaba su camino hacía el declive inevitable.

Cuando empece con mi Pequeño Espacio de Vesania, lo hice para tener mi lugar de catarsis, que ya de por sí, como se puede leer en mi primer post aquí esto no era mas que la continuación de mis cuadernos reflexivos de uso diario, que tenían como antepasados cerca de una docena de libretas reflexivas que supe usar en el secundario, las cuales iban en mis bolsillos acompañándome constantemente ante la mínima necesidad de querer plasmar algún pensamientos.

No siempre fui de escribir. Supe tener días que no escribía nada en mis libretas, también los tuve con mis cuadernos, en mi ultimo cuaderno hace meses que no anoto nada; quizás así se entienda mejor el porque he dejado tan abandonado este blog.

Se suma otro detalle. Por aquel entonces algunos conocidos bloggers daban a conocer métodos y estrategias para que el espacio personal de cada uno pudiera progresar, ya que se entendía que el espacio del blog solo iba a progresar si nos ayudábamos entre todos; de modo que se planteaba a través de los mas expertos que era muy necesario que uno tuviera constancia, que al menos unas dos o tres veces a la semana se actualizara el sitio, porque de lo contrario se corría el riesgo de que se perdiera la curiosidad del lector por saber si uno había actualizado su espacio.

Supe tener toda una lista de los blogs mas concurridos y de los de mi particular preferencia, para consulta, para mi ocio.

En su blog cada uno volcaba su creatividad, su particularidad al escribir.

Cada tanto suelo cruzarme con alguno de esos bloggers o de algunos seguidores de algún blog en particular, se los puede leer en la "nube", como si anduvieran errantes, ahora que todos tenemos tiempo solo para facebook, twitter, instagram (no es mi caso en las ultimas dos), y por lo tanto ya no parece haber tiempo para vivir el tiempo en internet como hacíamos hace 4 o 5 años.

Es la nostalgia de volver a este espacio.

Voy a ver seriamente como hacer para tener un poquito mas de constancia, ahora que ya no hay visitas, ahora que ya no queda nada de aquella época en la que era feliz pensando que aprendía periodismo mientras intentaba sacar una nota decente.