domingo, 24 de mayo de 2015

Todo en exceso hace mal

Recuerdo cuando en ocasión de unos dolores que tuve en el pecho decidí que iba a empezar a hacer ejercicio, no tuve mejor idea que comunicarles la decisión a algunos amigos y conocidos.

Algunos, profesionales de la salud, y otros, profesionales del deporte, aplaudieron la iniciativa. Y una en particular me hizo hervir la sangre de bronca.

Resulta que al contarle, me salio con "si, y a hacer abdominales hasta que se noten los cuadraditos".

Obviamente le critique lo básico de su razonamiento, pero ella se defendió diciendo que hoy en día si bien lo importante es lo de adentro, nadie se fija en vos si por fuera no te ves muy bien, y que en realidad la imagen lo es todo para llamar la atención del otro.

¿Como aceptar semejante banalidad?, ¿como se puede ser tan necio para decir semejante estupidez?

Ella insistió con su teoría, incluso menciono una ocasión en que una compañera suya de trabajo fue a comprar a un negocio, que yo la atendí, que identifique donde trabajaba y que le hice enviar saludos a través de esa chica. Entonces me dijo que cuando le comunicaron del mensaje la muchacha le dijo "presentamelo" haciéndole un guiño de ojos; y de ese modo defendió la idea de que me faltaba mejorar un aspecto débil en mi: mi estado físico.

Al margen de la historia ridícula que uso de excusa para potenciar su pensamiento, es interesante oír eso, encontrarme con un planteo que señala que la apariencia construye la personalidad, que el tener cuerpo trabajado nos dará mas seguridad.

Tengo años escuchando eso, y por eso mismo es que estoy convencido de que esa lógica funciona casi al revés.

No hace falta tener un cuerpo totalmente tonificado, lo único necesario es tener una rutina alimenticia equilibrada, respetarla, y ejercitarse en lo mínimo para mantenerse en buen estado.

El deporte en exceso es un absurdo tan grande como nocivo para la salud.

Desde que soy adolescente vengo defendiendo que el cuerpo tiene una utilidad, que la rutina sedentaria lo daña enormemente, que es necesario ejercitar ciertos músculos para evitar dolencias y problemas mayores a futuro.

Ahora, siempre deje en claro que mi defensa a hacer ejercicio tiene que tener un buen motivo, ir al gimnasio y entrenar partes del cuerpo que no necesitas entrenar, aplicar hipertrofia por la sola maña de hacerlo es generarse daños al largo plazo.

¿Cual es el problema con que alguien se sienta cómodo con su cuerpo?

¿Cual es la necesidad de perseguir la aceptación del otro? Incluso de personas que ni siquiera te conocen.

¿Realmente vale la pena?

¿Cual es el sentido en verdad?

¿No será que en realidad en la búsqueda de ese "cuerpo perfecto" se esconde un verdadero miedo?, ¿un miedo al estigma social?.


sábado, 23 de mayo de 2015

Fragmento 4

¿Así que eres feliz viviendo de ese modo tu vida?

¿Serías así de feliz si no tuvieras todo lo que ostentas?

¿Tu felicidad meramente por lo material? ¿Pasa por seguir tendencias momentáneas de moda?

¿Alguna vez te han hablado de que en la simpleza se encuentra la verdadera tranquilidad?

¿Sería feliz si no tuvieras todo lo que tienes?

¿Estarías igual de tranquilo contigo mismo como lo estas ahora?


viernes, 22 de mayo de 2015

Se me ocurre de momento

Hay cosas que me gustaría mejorar en mi personalidad, algunos de ellos son ya condicionamientos sociales.

El apego que tengo a ciertas cosas por ejemplo, me gustaría no tener tanto apego a ciertos elementos materiales.

Desde ya aclaro que no puedo desprenderme de los libros, hay una necesidad irremediable de leer, de conocer sobre otros ámbitos, otras sociedades, otras estructuras de pensamiento, o bien sobre ciencias, música, espacios en los que siento una relativa comodidad.

Pero de aquellos costumbrismos que me metió la sociedad con el paso del tiempo es de lo que quisiera librarme, la lectura es uno de ellos, pero eso sería mas bien un beneficio enorme para mi formación cultural.

El celular es una de las cosas que mas me molesto desde que llego a mi vida,trate de resistirlo lo mas que pude.

Cuando me dieron el primero ya lo veía como un elemento para que me hicieran seguimiento de mis acciones. Un atentado a mi libertad básicamente.

Lo evitaba, no podía siquiera hacerme la rata de la escuela tranquilo, eso podía sonar en cualquier momento y ponerme en problemas si lo que sonaba de fondo atrás mío no era algo parecido a un entorno escolar.

Con el tiempo tuve que aceptarlo, reconocer que todos lo usaban, que era útil para coordinarse con los amigos y compañeros de la escuela.

Con el tiempo adquirió una importancia relativa, de ser importante para manejarme con amigos a tener que sumar uno solamente para comunicarme con mi familia una vez que empece mi camino de estudiante universitario.

Llego a haber un tercer celular, que servía para llamarla a una mujer con la que no paso nada al final.

Hoy por hoy me manejo con dos, pero es uno el mas uso, aunque de ese aparato solo obtengo como mayor utilidad el reproductor musical.

Tengo días en los que suelo salir a caminara la plaza o al parque, y donde no llevo mas que el DNI y un libro, porque lo único que busco es experimentar la libertad, no sentirme esclavo de un elemento que solo me transmite una mentira que quiere hacerme creer a toda costa que solo con el estaré conectado al resto del mundo, y que es la única forma de comunicarme constantemente con los míos.

La comunicación interpersonal inicio eso: la idea de que a través de un medio distinto al natural se puede conservar el dialogo de tipo personal.

Soy un férreo opositor a los modismos que atentan el dialogo personal, a menudo reniego de algunas redes sociales.

Como también reniego de las modas, de la falta de defensa de la cultura popular.

No tengo muchas cosas en mi departamento, solo lo básico para sobrellevar el día a día, un par de zapatos y dos pares de zapatillas, cinco pantalones, tres camisas, cinco buzos y ocho remeras.

Vivo con tres plantas que están siempre mirando por la ventana, con lo justo en la alacena y con la heladera vacía. Con una pila de apuntes que son mi única compañía.

A mi no me molesta vivir así, al contrario, así es como he logrado mi perfecta armonía.


Fragmento 3

Adoro el clima otoñal, el aire fresco, especialmente el del atardecer.

Salir a caminar por la ciudad con mi campera de jean parchada, recorrer la plaza Colon, la plaza San Martín, El Paseo de los Artesanos. Caminar Alberdi.

Llegar a casa, sacar del ropero un par de frasadas mas para enfrentar la noche, es quizás la etapa que mas adoro del año.

Lo que no me gusta, que mas bien me genera cansancio, es el clima veraniego el pleno otoño.

Ahora estoy atravesando esa tediosa micro etapa, mientras espero ansioso a que regrese el clima fresco, con sus noches de te y chocolate caliente.

martes, 19 de mayo de 2015

Un pensamiento cotidiano

Desde hace un par de días vengo pensando en lo fácil que es hacer opinología sobre los demás ( los "demás" sería el resto del conjunto social).

Que simple que es juzgar a otros, minimizarle permanentemente el esfuerzo, cualquiera sea ese esfuerzo, desde la manera en que encara la rutina hasta una posible acción social.

Veo gente que llega al punto de decir que toda la sociedad esta desviada, que no tenemos valores culturales, que la sociedad de antes era mejor. Llegan al punto de compararnos con otro conjuntos sociales que, según ellos son mas estructurados.

Que somos unos mugrientos. Que no cuidamos a los animales.

Yo no creo que seamos de lo peor.

En lo personal creo que el tema debiera ser un "asunto personal" (valga la redundancia).

Llevo años en realidad pensando en esto, lo que me ocurre es que cuando empiezo a razonar eta situación quedo prácticamente durante días dando vueltas con el tema.

Básicamente creo que como sociedad no tenemos motivos para pensarnos como lo peor que pueda haber, y creo que las comparaciones no son malas pero están muy mal aplicadas.

Pretender que cambie el conjunto entero no me parece la solución. Estoy convencido de que el cambio debe ser personal.

Si a uno le disgusta algo, tiene que ser uno mismo el que promueva el cambio a través del ejemplo.

En mi caso, que me duele la situación de la gente viviendo en la calle, lo que hago es participar en un comedor para gente en situación de calle, lo hago de manera totalmente voluntaria. En otras ocasiones he viajado a localidades vecinas para ayudar a damnificados por catástrofes naturales, y en esos casos me he integrado a grupos armados para funciones especificas.

En esos casos trate de dar el ejemplo de como mejorar como sociedad a través del empeño personal.

Alguna vez también fui socio de Médicos sin Fronteras, de UNICEF y hasta de un importante Club de mi país.

Hay otras cosas que también me preocupan, como el maltrato a los animales, pero en fin, no me da el tiempo para dedicarme a tantas actividades.

Creo que de esta forma uno aporta mas socialmente que haciéndolo desde la estricta posición crítica, que en definitiva no hace mas que cuestionar permanentemente al conjunto social.

Durante el mundial de fútbol que se desarrollo en Brasil en el 2014 note, ya bastante acostumbrado, como la gente se deshacía en elogios para con los japoneses, pues resulta que al finalizar cada partido donde jugaba su selección, esta gente, de manera muy organizada, se disponía a levantar toda la mugre que habían generado para entregar su lado del estadio tan limpio como al momento en el que ingresaron para ver el partido.

Bueno, obviamente se empezó a decir que eso era "cultural", un claro ejemplo de lo atrasados que somos como sociedad porque somos incapaces para organizarnos incluso para una iniciativa tan simple como esa.

Solo por mencionar ese caso podemos decir que tenemos un problema para resolver.

Pero, por ejemplo, yo que los admiro tanto a los japoneses por su alto nivel de organización no puedo evitar tener que reconocer que ellos tienen conductas gravisimas que atentan contra la fauna marina.

Solo voy a mencionar el consumo de carne de ballena y de aleta de tiburón, pero la cantidad de especies que están en vía de extinción, y en las que ellos han contribuido notablemente a esta situación es algo en verdad muy alarmante.Hay pedidos de la ONU solicitándoles que los retiren de su dieta cotidiana para salvar a dichas especies.

Ellos también acarrean problemas severos en cuanto al nivel de abusos sexuales, tienen una tasa altísima al respecto. La cantidad de hombres mayores que se estaciones frente a las escuelas para filmar, fotografiar y dar a conocer estos contenidos en internet es algo enormemente preocupante.

Entonces, no veo mal reconocer nuestro errores, es una forma de promover el progreso social. No veo mal que se hagan comparaciones con la realidad de otras sociedades, nos ayuda a ver que tanto avanzamos ( o lo contrario).

Pero lo que si veo muy mal es la crítica permanente por el solo hecho de cuestionar, y donde la idea no es mas que dañar.

Comencemos dando el ejemplo entre nosotros de manera respetuosa.

Hagamos simples acciones, muchas veces es la mejor forma de empezar algo que con el tiempo nos dará un gran aprendizaje para poder enseñarle a los demás.

Separemos la basura en casa, limitemos el consumo de agua, participemos en organizaciones para el cuidado de animales. Empecemos a informarnos sobre la realidad del maltrato que reciben las mujeres socialmente, organicemonos para ayudarlas a defenderse.

Pero ante todo, no nos quedemos en el simple y cómodo comentario que solo sirve para cuestionar y nada mas.


viernes, 15 de mayo de 2015

Reflexivo

Me es irremediable cada vez que me encuentro solo, cada vez que el silencio me envuelve, no quedar victima de los recuerdos del pasado, de las vivencias de la infancia y la adolescencia que de alguna manera u otra fueron adquiriendo un significado de enorme valor para mí.

Me gusta pensar que esto que me ocurre también le sucede a otros.

Que esos otros también son victimas de sus recuerdos del pasado, que ellos también añoran aquellos grandes momentos transcurridos.

Que en esos recuerdos uno revive las primeras sonrisas picaras con papá, los paseos por la plaza de la mano con mamá, como también las primeras y cada una de las travesuras de niño en el barrio.

Los primeros golpes de esos bien fieros con la bicicleta "sin rueditas", los cumpleaños con los amigos cerca de casa y con los compañeritos de la escuela. Las tardes ya muy anochecidas jugando a la pelota.

Los actos del 25 de Mayo, del 9 de Julio y el Día de la Bandera vestidos de Granadero, de Belgrano o de negrito vendedor de empanadas.

El primer día en la secundaria, los nuevos compañeros. El hacerse el muy hombre renegando de los besos de mamá.

El primer amor. Las primeras lagrimas por aquel sentimiento que resulto no correspondido.

Las primeras escapadas de la escuela.

El sostenerse codo a codo con los amigos, el estar juntos aún al momento de defenderse de la agresión de otros como uno o como no.

El egreso del colegio.

El asumir que algunos seguirán estudiando y otros empezaran a trabajar, que seguimos siendo chicos, pero que llego el momento de "madurar".

Que nefasta mentira es la madurez, matar la adolescencia y empezar a envejecer.

Me es irremediable no acordarme de lo que fui alguna vez. Me gusta pensar que a otros les sucede también.


jueves, 14 de mayo de 2015

Seré un puñado de angustias
cuando ya no sepa de vos.

Me envolverán el dolor,
los recuerdos de lo que fue tu presencia
y el pesar lógico de tu ausencia
se encargarán de aclararme
lo irremediablemente obvio:
Que ya no vas a volver.

Pero yo igual te esperaré,
porque eso es la fe,
creer que algún día
vas a volver.

Que entraras exultante de felicidad
y llenaras la casa de alegría,
que bailaras con la radio encendida,
que me dirás con algarabía
que sabrías que vendría,

Que hasta has preparado la comida,
y que tienes para contarme
mil cosas que han pasado
en el poblado en estos días

Y yo te escuchare
con enorme atención y simpatía
mientras vos
entre frases y sonrisas
llenaras de alegría
esta sala vacía
en la que yo espero
que vuelvas algún día.



domingo, 10 de mayo de 2015

El hombre que maldecía su desgracia

Insultaba. Insultaba a los cuatro vientos. Todo le molestaba, esta claro que vivía nervioso,presa de su torpeza natural, enojado porque todo lo que le pasaba a diario lo confundía.

Quería tener estilo. Para ir a trabajar lo hacía de traje, sombrero fungi estilo tanguero y maletín en mano.

No podía con el genio, todos los días iba a la parada del colectivo, mientras se quejaba en voz baja de la cola de gente esperando, de los colectivos cargados de pasajeros que le hacían pensar lo que le podía esperar. El siempre veía el día nublado.

Se quejaba del viento que le desacomodaba el sobretodo cuando no lo tenía abrochado, que le corría el sombrero de la cabeza, que el maletín por lo pesado le cansaba la mano, y entonces lo pasaba a la otra mano, luego esta se cansaba y terminaba en el piso entre sus piernas para finalmente volver a la primer mano haciendo así un circuito interminable.

Se quejaba, se quejaba y en eso una ráfaga de viento le voló el sombrero fungi estilo tanguero justo cuando a una cuadra se vislumbraba la llegada del colectivo que tanto esperaba. No quedaba mas opción, había sido una adquisición demasiado cara, por lo que tomo su maleta del suelo y entre maldiciones dedicadas al mismo viento vio como el accesorio iba tomando altura, y el, corriendo para ver si en algún momento podía hacerse de nuevo con su elemento.

Como les decía, corrió por la vereda, corrió esquivando vendedores ambulantes, chicos de primaria y secundaria, señoras comentando los avances de la novela de la noche anterior, y simples personas distraídas de este pobre desgraciado que termino impactandolas, y que sin tiempo alguno de disculpa correspondiente, se reincorporaba, continuaba su andar desesperado maldiciendo al viento por el cansancio provocado, por el calor que ahora llevaba encima pese a ser una mañana de 8 grados de temperatura.

La transpiración en la frente, el traje todo desacomodado, la escena para cualquier automovilista de un hombre con sobretodo cruzando la calle a las corridas atrás de un sombrero que tenía a dos metros por encima resultaba por demás entretenida.

Finalmente y tras dos cuadras de persecución muy poco inadvertida por los transeúntes, nuestro personaje logra hacerse con su tan apreciado sombrero fungi estilo tanguero, al cual el viento ha dejado caer sobre una de las entradas a una galería comercial, allí en Av. Colon.

El se detiene frente a el, lo mira, lo mira mientras respira con intensidad, lo mira mientras respira con intensidad y nota con franca desilusión lo desacomodado y húmedo de transpiración que ha quedado su traje.

La gente lo mira a el, lo miran y tratan de entender la escena ocurrida a las 7 am. Todos a su alrededor entienden que aún tienen sueño, excepto el, que lo perdió persiguiendo un sombrero, el único sombrero en las dos cuadras que duro la persecución, y quizás también en toda esa parte de la ciudad.

El se acerca a su sombrero, lo levanta, lo sacude y lo regresa a su ahora despeinada cabeza, para luego mirarse las manos, mirar su maleta y maldecir su mala suerte cotidiana.

En eso llega el colectivo, que se detiene en el punto indicado a pocos metros de el. El se sorprende, haber corrido tan rápido como para adelantarse al vehículo.

Se alegra, es que quizás no fue un día tan malo, algo bueno puede rescatar después de tan traumatica escena.

- "Quizás este pueda ser un gran día", dice ilusionado mientras camina a la parada para abordar el colectivo.

Fragmento 2

Cuando cae la noche, y mas aún si esta lloviendo, es cuando parece que me viene la mejor inspiración.

Eso parezco tenerlo claro, porque hoy es domingo, son las tres y media de la tarde y no se me cae una idea de la cabeza.

Esta claro, hoy es domingo de flojera, un domingo como cualquiera.