miércoles, 24 de mayo de 2023

Reflexivo IV

 Es inevitable no caer en la situación cotidiana de no saber que hacer, los vacíos son una sensación tan dañina.

De chico me pasaba de no saber que hacer, ponerme a pensar en que iba a ocupar mi tiempo y terminar pasándome solamente pensando en ello.

Creo que esta sensación es más molesta un fin de semana, porque es el tiempo que tengo libre, y porque no encontré forma alguna de aprovecharlo de una manera que me resulte productiva. 

No se me dan los videojuegos, lo he intentado, en los últimos años he mejorado porque he podido avanzar algunos e incluso finalizarlos, pero soy torpe, me desespero, tengo muy mala precisión en los movimientos y disparos, y si se trata de la autogestión soy incluso peor por lo desproporcionado que puedo resultar tratando de llevar un plan de rutina.

Lo que si he notado que he podido hacer con cierta calidad ha sido escuchar música, aunque me perseguí siempre con mi falta de conocimiento en el plano compositivo, algo que mejoré levemente con el tiempo.

Con la lectura y la escritura ocurre algo parecido a la música, soy de leer bastante en el año, pero siempre siento que estoy muy atrasado en lecturas de grandes autores del último siglo y del presente.

 Con la escritura mi anhelo siempre fue mejorar al punto de poder considerarme un escritor de calidad, quizás ese sea uno de mis más grandes deseos desde que soy chico.

Suelo decir a diario que el ser humano en general una vez que termina la escuela no vuelve a escribir salvo que sea para fines productivos, lo cual hace que su calidad de escritura embrutezca notablemente, salvando la lista del supermercado, realizar algún comentario en redes sociales y escribirse por chat, el humano no hace nunca un uso interesante y honroso de la escritura.


Recién estaba ansioso supongo y por eso terminé escribiendo. 

Que ejercicio sanador puede resultar la escritura, logró tranquilizarme a través de algo tan simple como redactar una nota en sentido catártico.

Durante más de una década intenté dar ritmo constante a mis blogs y nunca logré la constancia necesaria, sin duda una gran oportunidad desaprovechada. 

Probé tantas formas, siempre le eché la culpa a algo diferente, incluido a mí mismo, y es que en algún momento no había a quien más culpar. Soy víctima de mi propia desorganización.


El desorden, la indecisión, las preocupaciones, terminaron dañando un proyecto de blog que podía funcionar con tan solo una nota a la semana. 


Lo bueno es que este tipo de proyectos no están necesariamente muertos.

Era difícil remontarlos en los tiempos en que era popular, hoy solo los mantengo porque insisto en que no existe un formato de red social que permita hacer notas redactadas y organizadas como una las prefiera sin que el propio editor de la red social termine modificando el resultado y apilando el texto sin respetar el diseño, las fuentes, los tamaños seleccionados, los espacios marcados. 

En los blogs eso era posible porque el blog servía como una experiencia para practicar periodismo, la gente en el pasado disfrutaba incluso de tratar de redactar una nota respetando las formas, usos y ética periodística.

Todo parece tan remoto, las redes actuales hacen que sus publicaciones se vean tan infantiles y viciadas de errores que son puestos a propósito como formas de marcar pseudo diferencias estéticas.


Y es que a excepción de los grupos de Facebook, siento que después de un rato no mayor a 20 minutos dedicado en cualquier otra red (actualmente podría decir Instagram, Tik Tok, incluso Twitter) siento que estoy perdiendo el tiempo, que difícilmente puedan aportarme algo mínimamente productivo, algo que por lo general solo puede aportarme Youtube si lo utilizo para buscar videos de formación profesional.


Aprender a ocupar el tiempo libre en algo, desde hace años ese ha sido un desafío estresante para mi.


En otro momento tendría que hablar de lo difícil que ha sido incursionar en la fotografía con poco dinero y como pese a ello logré algunos avances, pero que sigue siendo de alguna forma una deuda pendiente mejorar en ese campo.