martes, 2 de septiembre de 2025

Sobremojado (estrené paraguas nuevo)

    Salí con el tiempo mas o menos bien medido, había cenado tranquilo, sin sobresaltos y ahora con rumbo a Alta Córdoba.

    El único inconveniente de la noche era la lluvia.

    Caminé por 5 cuadras pretendiendo evitar las baldozas flojas, lo que por momentos me obligó a caminar por la calle, y en otro tramo, ya en cale Jujuy miraba desde la vereda, casi pegado a la pared mas cercana para no terminar salpicado por los autos, las calles eran casi ríos.

    Cuando por fin logré llegar me sentí un tanto aliviado, mis zapatillas de tela no se mojaron, no me hizo falta abrir el paraguas, había un chico esperando en la parada del colectivo, y unos minutos más tarde ya estaba en el colectivo remontando la subida camino a la iglesia donde sería el encuentro.

    Todo este esfuerzo era por una amiga que estaba en un nuevo coro con el que iban a realizar una presentación acompañados de una orquesta, yo no suelo moverme de casa cuando es de noche y la lluvia no me motiva a salir.

    Pero llegué, camine a paso ligero y entré a la capilla, enfile a una caja amarilla chiquita donde se recibían las donaciones, dejé lo propio y enfilé hacia un banco donde vi un lugar libre, y esperé pacientemente.

    La paciencia se fue rápido cuando dos tarados se pararon al lado mío y se dedicaron a hablar incluso después del inicio de la presentación, eran un pareja, miré mal al chico varias veces y por momentos se callaba o bajaba un poco mas el tono, hasta que alguien se le acercó, le djo algo y por fin se calló.

    Una orquesta acompañada de un coro. Una presentación de una hora de duración. Folklore con arreglos que acercaban el repertorio al estilo de la música clásica. Todos los días se aprende algo nuevo solía decir de chico. Parece que este fue uno de esos días.

    Terminada la presentación esperé a mi amiga, pero no salió por un rato y a mí me apresuraba el horario del colectivo, por lo que emprendí el camino de regreso a casa.

    Salí de la capilla, abrí el paraguas para estrenarlo en plena tormenta, enfilé hacia la parada del colectivo pensando que tendría un mundo de gente detrás mío, pero no fue así.

    Por un buen rato estuve solo, mirando la aplicación del colectivo que no se movía de una espera de 20 minutos, hasta que un amigo comenzó a escribirme.

    "Esa es la capilla de la escuela a la que supe ir en un tiempo", "pedagogicamente dejan mucho que desear", "tené cuidado con el celular, a esa hora es todo muy solitario", "che al bondi no le falta mucho, debe estar a 5 minutos de llegar".

    Y efectivamente, llegó a los 5 minutos, y solo subimos 3 personas. 

    Regreso a casa, hice algo, por lo menos pude distraerme un rato.

    Me ayudó a comprender de que no suelo tener planes para salir a la noche, y por lo general cuando los hay no suelen ser muy lejos de casa.





viernes, 22 de agosto de 2025

Se rompió el paraguas amarillo

    El martes se rompió el paraguas amarillo.

    Ni foto tengo de él, creo, porque no me hacía gracia tenerlo.

    Todo empezó creo que en 2019, una mañana de camino a la parada del colectivo, por ese entonces trabajaba como preceptor en un colegio a las afueras de la ciudad, cuando empezó a chispear.

    El colectivo paraba al lado de un Farmacity, así que me cruce al Farmacity para pedir un paraguas.

   - "Tengo uno lila, uno rosa, uno amarillo y uno lila con lunares bancos"

   - "¿Y algo que no me dañe tanto la hombría?"

  - "Tenes el amarillo" me dijo entre risas.

    Y así terminé con un paraguas amarillo y una anecdota como justificativo a todo aquel que lo miraba y nunca le interesó saber el motivo, porque claramente me mostraba visiblemente afectado de haber comprado esa cosa, pero aquella vez prioricé no mojarme de camino al trabajo antes que sentirme ridículo quien sabe por cuanto tiempo.

    Entendiendo que eran las 6 de la mañana tampoco era tan grave, era lo que había disponible.

    Bueno, ahora hay que comprar uno nuevo, pero también hay que hacer reparo en una nueva condición que he establecido en una tabla y que lleva por nombre 


Lista de cosas que tengo que evitar comprar para volver a pasar vergüenza 


    Hay asuntos que se deben tomar con su debida seriedad, y bueno, lo del paraguas amarillo ya inaugura esta lista.




    

    Procesado adecuadamente el asunto, y teniendo en cuenta la dramática despedida del susodicho, porque salí de camino al trabajo en el turno tarde hace dos días y había un tipo vendiendo paraguas en la calle, me dije que no hacía falta y a las dos cuadras el viento me lo empezó a desarmar, por lo que terminé en una farmacia pidiendo uno, la farmaceutica dijo:

    -"Hay uno en la vidriera pero si quieren abrirlo van a tener que salir afuera a probarlo"

Cuestión que llegué como pude al laburo.

Al día siguiente salí a comprar uno y eso me llevó a una pregunta que nunca me había hecho: 


¿Adonde hay que ir para conseguir un paraguas?

    Yo voy a Farmacity como voy a la ferretería, en esos lugares encuentro de todo, suelo decir que una ferretería es un lugar fantastico porque "tiene todo tipo de cosas para que la casa funcione".

    Caí en una librería de artículos escolares y de oficina y de ahí me recomendaron ir a tiendas de ropa o cerca de la plaza San Martín. Y hasta la plaza me dirigí.

    Terminé en una juguetería, ahí conseguí uno barato, color verde y automático, lo que además de cuidarme de la lluvia me da la sensación de que también me cuidaría de un posible asalto porque abre rápido y de golpe, lo cual lo convierte en un arma de defensa personal; eso sí, no es fácil de plegar.

    Bueno, así despido al paraguas amarillo, que ya debe descansar en algún basural en las afueras de la ciudad.

    Pensar que alguna vez hasta medité la idea de pintarlo con tal de disimularle el horrible color llamativo que tenía.

    Algo bueno hay que destacarle, lo hice durar 5 años, tan mala inversión no fue después de todo.

    Si hasta le había hecho una canción propia, "Tengo un paraguas amarillo" que era una varianbte de la canción "Tengo un tractor amarillo".





domingo, 17 de agosto de 2025

El buscavidas y la llave que colgaba del árbol

     Volví del trabajo y me preparé para ir a comprar a la zona mayorista.


    Bajé y abrí la puerta de entrada al edificio y en eso un tipo que duerme en la vereda estaba en el frente moviendo los brazos, me conoce, me mira y me pide que le ayude a sacar una llave que quedó colgada de una rama que está fácil a 3 metros y medio de altura.

 

    Le explico que tengo que irme, me pide que lo deje pasar, quiere ir al cuarto piso a pedir una escoba.


    Lo dejo pasar, baja sin nada, y termina tomando una escoba que estaba en el Hall de entrada, sale y la arroja para descolgar la llave de la rama, y lo que consigue es partir el palo a la altura de la escobilla además de partir la escobilla. Vuelve a arrojarlo y termina de romper el palo.


    Cuestión que me fui cuando ví que la encargada de limpieza salía del ascensor, camine seguro y en la esquina me di vuelta para ver qué pasaba y vi que estaban discutiendo, ella parada en la escalinata y el en la vereda.


    Volví a casa y ahora estoy acostado pensando si me habrán incluído en la discusión porque eso implicaría una multa y una posible advertencia que condicione mi continuidad en el edificio.


    A la noche cuando despierte voy a bajar a comprar y si encuentro al chico en la vereda le preguntaré y sabré cuál fue su suerte la del vecino con la llave y cuál será mi suerte en los próximos días.



    Han pasado algunos días y puedo decir que aquella noche desperté y bajé para ir a comprar algo de comida al supermercado y en la vereda lo encontré al chico intentando comer unos fideos de un tupper de tamaño grande.


    Pues bien, hablé con él un rato y me explicó que apenas me fui la mujer le recriminaba haberle roto el escobillón, tras lo cual él le explicaba que había entrado a sacarlo para poder desprender la llave del árbol, y que en ese momento algunos albañiles que trabajan en un local comercial del edificio y que estaban observando todo le alcanzaron un caño largo para que intentará de nuevo.


    Y bueno, estuvo así un rato, tratando de desenganchar la llave que estaba unida a un pedazo de cuerda. Él lo intentaba y ella le gritaba “no, traela para acá”, “¿Pero no ves que la estás enredando más?”, al tiempo que el muchacho le respondía que estaba haciendo todo lo posible por sacar la llave de ese lugar.


    Así llegó el momento de preguntarle si me había mencionado en aquel intercambio de palabras con la mujer, a lo que me respondió que no lo hizo y que además tenía un palo de escoba y una escobilla guardada para reponerle el escobillón que ya había pasado a mejor suerte; noté que el palo de escoba era de un lampazo, lo cual no me sorprendió del todo porque este chico tenía una capacidad asombrosa para conseguir que le regalaran materiales para revender y poder ganarse una moneda para sobrevivir la noche cordobesa.


    Me explicó también que el chico del 4to B del edificio donde yo vivía era quien le había ofrecido $5000 por recuperarle la llave, agregando además que esa misma persona le había regalado un pantalón que llevaba puesto y que un rato antes de que yo llegara a hablarle éste se había acercado a dejarle un tupper con fideos con salsa el cual no podía comer porque dañarían sobre su diabetes.


    En eso también me dijo que le había dicho a la encargada de limpieza del edificio que había sido este chico quien le ofreció “una changa” por recuperarle la llave que se le había enredado en la rama del árbol, y que ante ese comentario ella le respondió “Si, el moquero del 4 B”.


    Poco más me dijo después de aquello, nos despedimos y me quedó pendiente volver a preguntarle cuando se cruzara al edificio a ofrecer el escobillón que había logrado armar para compensar el daño ocasionado tratando de ganarse algunos pesos.


    Y así fue que tres días después, ya a la noche cuando me dirigía al trabajo lo encontré y le hablé, me dijo que fue a verla, que le ofreció el escobillón, que ella lo rechazó, él insistió dejándolo de igual manera a disposición de la encargada pero que apenas el regreso a su lugar en la vereda a pocos metros del edificio ella lo tiró en un contenedor, le pregunté si ella seguía enojada pero el chico me dijo que estaba todo bien, que ella no estaba enojada pero de igual manera había tomado aquella decisión.


    Cerró la charla pidiéndome algó de dinero para poder buscar lugar donde ir a bañarse y deseándome suerte en mi jornada de trabajo.


sábado, 16 de agosto de 2025

Reflexivo V

 Hoy desperté convencido de que me habías dicho que ibas a venir por unos días.

Te extraño tanto.







Mujer, mi corazón no es un piedra,

No hay forma 

De que está partida no me duela. 





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    Entre mis idas y vueltas con la universidad en un momento quise hacer Geografía, eso de alguna forma terminó en la carrera de Lengua y Literatura, es algo que podría contar mas adelante en otra publicación.

    En Lengua y Literatura la propuesta era de un profesorado, y en ese profesorado conocí a una chica con la que tuve una relación muy breve, nos vimos a solas tan solo una vez y ella luego me bloqueo de todo.

    Años mas tarde, por no decir el año pasado, la encontré justo afuera de mi edificio, la saludé, le dije lo mucho que la había extrañado en esos cuatro años, le dí mi número, ella me desbloqueo de Instagram y volvimos a hablarnos aunque por poco mas de un mes no nos veríamos.

    Hay detalles que no contaré para mantener una correspondiente discreción, pero en algún momento necesito irse y volvimos a vernos y decidimos que trataríamos aquello como un noviazgo, un noviazgo que duró 4 días.

    Le dediqué mi tiempo y ella me dedicó el tiempo que pudo, estuve con ella hasta el momento en que tomó el colectivo y se fue de la ciudad con su madre y su hermano, y quedamos en seguir en contacto.

    Meses mas tarde me pidió cortar con esa relación a distancia para empezar ya una vida de cero con su familia nuevamente, me dolió pero lo acepté.

    Aquello implicó dejar de hablarnos y volver a dejar de seguirnos en redes, nuestra relación quedó mucho mejor que respecto a aquel primer encuentro, pero me fue díficil no recordarla y desear que se encontrara bien atendida.

    De todo ese tiempo, lo único que pude escribir pensando en ella fueron esos dos textos.

    Ha pasado casi un año de aquella vez que nos volvimos a cruzar fortuitamente.

    Lo único que quiero es que ella se encuentre mucho mejor.

martes, 15 de agosto de 2023

Esto lleva dando vueltas desde hace un tiempo en mi cabeza

 Cuando todo comenzó yo era un niño, los primeros recuerdos musicales tal vez circulen a partir de mis 6 o 7 años.

En casa se escuchaba folclore si estaba mi padre, en cambio cuando estaba mi madre solía haber melódicos, boleros, artistas nacionales o del resto de Latinoamérica como Luis Miguel, Cristian Castro, Juan Gabriel. Crecí con esos márgenes musicales, y supongo que por ser un niño yo no juzgaba aquello, pues me parecía perfecto, no tengo muchos recuerdos de haber cuestionado aquello que escuchaba a diario.

Suelo decir que supe del rock y que me gustó algo del rock por haber escuchado en el colectivo a Miguel Mateos con la canción Tira para Arriba, aquella ocasión estaba de camino al dentista, iba con Mamá y esa canción me resultó llamativa y en sí muy interesante, y es que en casa se escuchaba radio también, de modo que tenía algún conocimiento de otros géneros musicales, que a esa edad apenas entendía que éstos se diferenciaban entre sí.

A los 10 años ocurrió un acontecimiento que marcó mi vida, mi abuela paterna estaba revisando su ropero, por algún motivo estábamos encima de ella con mi hermano, husmeando, preguntando, cuando del fondo de una pila de ropa sacó una pila de discos de vinilo. Ella nos contó que con esos discos se escuchaba música, nos enseñó como usar un reproductor de vinilos, y con ello, me enseñó un mundo musical muchos más amplio del que no imaginaba cuanto podría llegar a aprender en los años siguientes. 

Entre sus discos preferidos estaba uno de The Beatles, que de inmediato puso a girar para que mi mente comenzara a suponer que quizás eso era demasiado genial en comparación al resto de los discos de la pila que nos estaba enseñando.

Aquel día comencé a valorar el rock de otra manera, desde aquel día comencé a pensar más en el rock, comencé a informarme más sobre el movimiento británico de bandas de los años 60 en adelante, al tiempo que todavía lograba convivir con el folclore, aunque esto supondría una convivencia un tanto problemática por momentos. 

Mi adolescencia fue principalmente acompañada del Rock y algunos artistas folclóricos, pero he aquí el detalle a tener en cuenta, el rock que yo escuchaba, el que yo admiraba era de los años 60 a 90 principalmente. Me era en sí demasiado difícil poder valorar artistas nuevos, solía escucharlos, pero mi preferencia a la época de los 80 era vidente. Yo desconocía que aquella había sido la última gran década para la producción musical.

Puedo mencionar que cuando estaba terminando el secundario notaba como algunos de mis compañeros empezaban a escuchar un género para mi totalmente desconocido, ellos le llamaban reggaeton. Recuerdo que en un acto escolar lograron angustiarme mostrando como supuestamente se bailaba aquello, me costaba creer que alguien prefiriera algo tan banal como ello.

A partir de mi llegada a Córdoba mi día a día estaba acompañado por el Rock, y es aquí donde empecé a notar algo curioso.

Sucede que mientras yo era niño y en mi paso por la adolescencia yo tenía mis gustos musicales claramente anclados en las décadas de los 60 hasta los 90 y unos años después hasta algo de los 2000, pues bien, desde el momento en que me fui a vivir a Córdoba fui viendo como mis gustos empezaban a alejarse en tiempo respecto de los gustos de las personas que iba conociendo, quiero decir, yo mantenía mi preferencia musical y a lo sumo podría escuchar alguna banda de la década del 2000 y ya con más dificultad algo del 2010, pues bien, la gente que yo iba conociendo se mantenían al tanto de lo que sonaba en las radios, su preferencia era la que sonaba en radios y canales dedicados a la música, resultaba evidente que yo estaba quedando en el tiempo.

Esto no es para nada algo que me haya molestado, de hecho, solía ser una suerte de razón de orgullo para mí el mantenerme firme en las cosas que yo consideraba más enriquecedoras, y es que de una manera un poco más rebuscada también aplicaba este criterio con el cine. 

Mantener este criterio de pensamiento a los 20 años era todo un desafío para algunos que no dudaban en ceder a los gustos del momento. Para mí era algo relativamente sencillo dado que no soportaba el exceso de tonos agudos y los gritos innecesarios que encontraba en las canciones.

A mis 34 años este ha sido uno de mis temas de reflexión, hoy puedo escucharlos, bromear con las letras y la música simplista que utilizan, pero sigo muy aferrado a aquellas décadas, de las cuales sigo pensando que resulta muy difícil acercarse en términos de calidad de producción, aunque cada tanto me llevo una muy grata sorpresa con algún proyecto musical ya sea donde vivo o bien hurgando por internet.