lunes, 12 de abril de 2021

Peleándome con lo mismo de siempre

 No me cuesta mucho confundirme diariamente.

Casi en cualquier actividad tengo facilidad para confundirme y sentirme perdido, un ejemplo claro me pasó hace tan solo unos minutos cuando me puse a pensar que desde hacía meses tenía mezcladas notas de índole personal en mi otro blog que está principalmente enfocado a la part6e periodística, pero es que a día de hoy no se exactamente que hacer con ese blog.


Este otro blog estaba pensado para arrojar en él todo lo que fuera a nivel personal y se saliera del lado periodístico, pero con el tiempo se volvió un espacio de publicación de texto pseudo literarios.

Tengo que encontrarle una solución a aquello, porque claramente me tiene muy confundido.


Pero a parte de mi problema de mareos, tengo esa notable facilidad para perderme en una conversación, cuando estoy caminando a veces me confundo con una facilidad que sorprendería a mas de uno. 


Ahora saqué la publicación que tenía en el otro blog y la pasé a este blog. La confusión sobre el uso de cada espacio me persigue, y se debe principalmente a que el otro blog tiene mas visitas y muy pocas publicaciones, hablar de periodismo me requiere mas trabajo de en cuanto al uso del lenguaje especifico, el cuidado de la redacción, la investigación incluso para poder manejar información precisa.

Creo que si lo ato al futuro programa de radio podría tener un poco mas de vida, pero aún así no estoy seguro de que rinda gran resultado, no creo que le brinde una vida activa como en cambio si puedo hacerlo acá, donde las ideas realmente no abundan pero si se ven reflejadas mucho mas seguido que en mi otro blog.


En fin, ideas... ideas que las pienso, pero que en la practica no muestran constancia, quizás la parte mas grave de todo. Mi falta de constancia.

He pensado muchas veces en lo necesario de tener un cuaderno a mano, en tener borradores e ir integrándoles líneas de a poco para asegurarme de poder subir publicaciones con un poco mas de periodicidad. 

Esta última idea viene justamente del otro blog, con la intención de mantener el perfil periodístico, y para ello había pensado en subir notas mas elaboradas pero trabajadas con tiempo y dedicación en un borrador para luego cargarlas.

Ahora se me ocurre que podría hacer lo mismo en este blog.

Y es que toda idea al final se ve maravillosa en este blog, pero no en el mas antiguo, y todo por querer darle un corte que no supe mantener en el tiempo.


Está claro que a mi se me da mas fácil escribir de un modo mas descontracturado, aunque realmente no sepa si aquello que hago lo hago bien o no. 


Novedades al día de hoy

 Este verano fue bastante productivo en términos de entretenimiento, si tengo que tener en cuenta de que soy de quedarme en casa sin hacer mucho o de salir a caminar, el ponerme a reflexionar que vi series, termine de leer una saga de libros y avance en otras ideas, incluido un emprendimiento, posiblemente este sea el verano mas productivo en muchos años.

Y todavía no estoy mencionando que realice el ingreso a una carrera en la universidad. 

Si, fue un verano intenso, intenté que no me llevara por delante y pude disfrutar bastante del proceso.

Estoy empezando el profesorado de música, y pese a que no tenía ningún conocimiento en el área pude aprobar el ingreso, aunque no sin dificultades.

Ya puedo empezar a practicar realizar transmisiones de radio, y en eso estoy, juntando las ganas, sumando conocimiento de el método de trabajo dentro del rubro. Me interesa mucho meterme en el rollo de la música retro, el mundo del rock, el retrogaming, será cuestión de practicar. Pronto habrá novedades.

A principios de 2020 me puse a armar un recetario, una versión mejorada del que había empezado de chiquito (allá por los 10 u 11 años), complete el primer cuaderno y ya he iniciado en estos días un segundo cuaderno que en este caso se centrara únicamente en recetas libres de gluten y además, algunas libres de lactosa, como para empezar a practicar con tiempo y paciencia e ir especializando aunque sea un poquito mas en ese tema, que por razones personales y familiares me es realmente conveniente mejorar mi conocimiento en ello. 















Este pasado fin de semana me he puesto a instalar emuladores y juegos de arcade, y ahora me encuentro instalando emuladores y juegos de consolas retro varias (Nintendo family, SNES, Sega megadrive, Sega saturn, creo que dreamcast, nintendo gameboy, GBA, NDS), se que llego tarde, pero si hay que encerrarse en casa ahora no habrá con que aburrirse definitivamente. 


Al margen de muchas cosas que tendré que suspender para poder enfocarme mejor en mis actividades académicas, valoro enormemente el haber logrado finalizar la lectura de la saga de Harry Potter (los 7 libros originales), para ahora si, poder enfocarme en otras lecturas que vienen interesándome desde hace tiempo.




Se que va a ser un año movido, como lo es para todo estudiante que empieza a vivenciar su primer año en una carrera universitaria, en cuanto a la adaptación a la carrera, a la institución, al ritmo de convivencia con sus compañeros, al ritmo de trabajo particular de cada docente, pero por esa razón, es que precisamente algunas actividades concluirán esta semana para que el cursado no se vea perjudicado.

Veremos como todo avanza mas adelante.


sábado, 9 de enero de 2021

Reflexivo III


14:20 hs

La ansiedad, el nerviosismo, las inseguridades, el desgano, la fatiga, llevan a uno a dejar pasar posibilidades y situaciones a lo largo de su vida, y mientras uno es joven eso no parece ser algo muchas veces de niveles mayúsculos, porque uno piensa que seguramente ya habrá momento para encarar aquella idea momentáneamente pospuesta, pero de grande, pasados los 30 diría, aquello que uno pospone al principio puede no tener tanta importancia aunque solo pensar unos días después la idea comienza a perseguirlo.

La conciencia sobre el tiempo y la finitud de éste resulta inevitable.

En lo que a mí respecta, haber decidido realizar cursos de tareas manuales fue una manera de encontrar conocimientos prácticos útiles, rápidos de incorporar y que me ayudaron a entender mejor a aquellas personas que encuentran un estilo de vida cultivando aprendizaje y placer en actividades no académicas.

Fui descubriendo que mi mente se había obsesionado de a poco a lo largo de los años con la idea de obtener un título, a sabiendas de que aquél proceso seleccionado como forma de estudio llevaba años acumulando fracasos.

Había llegado al punto de no poder entender como era que la gente hacía para sobrellevar su día a día sin titulación académica alguna a sabiendas de que no crecerían económicamente, no de manera notable manteniendo ese método de trabajo.

El tema de la escala salarial y hasta el cómo eso podía influir en las relaciones sociales se había convertido en un problema en mi mente, un problema muy estúpido porque en realidad todo se provocó como una concatenación de pensamientos, porque la idea del crecimiento económico nunca me pareció tan importante, me importaba que mi futuro emprendimiento personal progrese; pero todo empezó por un pensamiento y una conducta obsesiva aplicada sobre ese pensamiento.

Lo de la conducta obsesiva lo menciono porque me lo mencionó mi terapeuta, y a esta altura creería que no es discutible, supongo.

Entre tanta falta de resultados favorables en cada carrera que encaré, los cursos me devolvieron el ánimo y me llevaron a pensar que podía ser útil en otros ámbitos, dado que a nivel laboral mi suerte también venía siendo bastante esquiva.

Pero hay una diferencia respecto a las charlas y capacitaciones que años atrás realizado, las charlas y capacitaciones las había hecho casi en su completa totalidad con el fin de sumar puntaje docente.

Dejé de lado esa idea de formación cuando supe que una modificación del ministerio de educación de la provincia disponía que para acceder al cargo de preceptor, aunque fuera como suplente había que tener un título de profesor. En ese momento enterré la idea de seguir formandome de esta manera.

Los cursos, en cambio, buscaron la idea del puntaje docente hasta la llegada de la normativa de la provincia, pero a partir de la misma mi enfoque de formarme se mantuvo casi detenido porque la mayor parte de las cosas que he realizado ha sido por la vía gratuita, exceptuando dos cursos de preceptor y algunas charlas.

Pero en el año 2018 creo que fue, comencé con la idea de mejorar mi formación en conservación de archivos, y a partir de ahí intenté darle continuidad a esa formación, aunque aquello no tuvo mucha efectividad por culpa de mi pobre constancia.

A partir de la pandemia volví a la idea de los cursos de conservación de archivos y, de rebote conseguí poder realizar un curso de encuadernación.

Los cursos de GO entran en un anhelo relativamente reciente.

La sensación de aprender algo y de empezar a formas parte de una comunidad fue una motivación enorme definitivamente.

Lo importante es llegar a dentro de unos años sin esa horrible sensación de haber dejado pasar el tiempo y haber desperdiciado posibilidades.

domingo, 9 de junio de 2019

Hace años que no escribo una sola línea


Aunque para ser sincero, lo poco que escribí nunca paso de los borradores.

Llevo meses, años, prácticamente desde el momento en que hice la última publicación, tratando de pensar material para un próximo escrito.

Y nunca paso de ese pensamiento.

Ahora intento romper con eso.

Demasiadas distracciones para una mente que se dispersa con una notable facilidad.

Decidí buscar la inspiración, de modo que ayer a la mañana fui al Mercado Norte, y entre las compras sume una botella de whisky, un natural detonador de inspiraciones.

Pasaron las horas, lo que mas sumo fue la dispersión pero no la inspiración.

Preparé arroz al estilo japonés, preparé caramelos de goma. Me senté a esperarla, pero ella no llego.

La inspiración se demoraba en llegar a mí, como la primavera a mi corazón.

Nada.

Busco música. Poco tan inspirador como la música, pero mi inmensa colección de discografías no arroja disparadores importantes para la ocasión.

Subí a la terraza del edificio, realice algunas tomas fotográficas, presencie la antesala del atardecer, y volví al departamento.

Finalmente la noche comienza a anunciarse. Y mi mente sigue en blanco.

Destapo el whisky,.

Escucho a Liam Gallagher.

Busco discos de Noel.

La noche transcurrió en una secuencia de videos de Oasis y de ellos como solistas.

El frío de la madrugada me recordó las tantas en bar Zombis, y aquel amor de una ocasión, y que luego volvió por otra ocasión, y que luego no volví a ver.

El sol regreso, la mañana se anunció.

Ahora suena Noel, mientras me preparo el desayuno y decido que es momento de tomar el cuaderno.

Tengo que salir adelante con esto, como solo Liam supo hacerlo en los últimos dos años.

Comienzo a escribir, catarsis reflexiva que alivia la mente, derramamiento pobremente ordenado de tinta que sirve para tranquilizar mis pensamientos.

Y es así, como el ejercicio de improvisación concluye después de casi cuatro años sin escribir. 



Para este ejercicio de improvisación use como material de inspiración la frustración del vacío creativo; una escena del tomo uno del manga Slam Dunk de Takehiko Inoue, donde el personaje principal pronuncia la frase "la primavera ha llegado a mi corazón" al descubrirse enamorado de la joven Haruko Akagi.

También use como inspiración mi rutina de compras en el Mercado Norte, un lugar que logra transmitirme la sensación de los mercados de puestos de otros lugares del mundo.

La salida a la terraza fue un intento más para sumar a la inspiración.

La trayectoria de los hermanos Gallagher, tanto en Oasis como en solitario siempre me ha parecido un autentico y muy admirable ejercicio de auto superación.

Aunque, en realidad, todo el éxito podría atribuírsele solamente al whisky, gran inspirador para la poesía y la literatura europea, logró traer a mi mente recuerdos de momentos fugases pero hermosos. Lo que puede hacer un poco de malta y grano destilada y conservada en roble quemado con azúcar.

Esto es todo, y a la vez no es nada.




sábado, 3 de octubre de 2015

Reflexivo II


Cuando me trajeron a estudiar, yo no pensaba que la adaptación sería tan difícil, yo entendía que ya no estaría con mi familia y pensaba que no había mucho de que preocuparse, me llevaban a otra provincia, dentro del mismo país, no tenía que costarme tanto.

Pero el día a día fue convirtiéndose en un mundo muy caótico.

Yo en el sur tenía mis dificultades pero sabía manejarme.

A mi no se me había ocurrido nunca que venir al norte me acarrearía tantos inconvenientes.

Ir a comprar una lata de choclo, un poco de queso y una pascualina para hacer una tarta derivaba en tener una conversación casi obligada con el almacenero sobre como estaba el día, sobre si veía fútbol, de porque yo alentaba a un equipo de buenos aires y no a uno de mi provincia. Eran muy entrometidos en los temas de uno.

Todo tenía una broma, todo eso me cansaba.

Yo odiaba que me llamaran gringo, porque así me llamaba un tipo que había estado en pareja con mi abuela, cuando el idiota sabía que no me gustaba que me llamaran así. Acá, "gringo" paso a ser mi apodo principal.

De pronto se acabaron las ganas de convivir.

Como los odiaba.

Cuando hablaban, rápido, deformando la pronunciación y llevándola casi a lo inentendible para mí.

Se ahorraban las consonante de casi todas las palabras, y eso me obligaba a adaptarme a lo que parecía una lengua totalmente nueva y nunca enseñada en la escuela.

Y su sentido del humor, todo provocaba la gracia y las risas exageradas, yo que venía de la cuna nacional de la seriedad y la mirada firme no podía soportar semejante desborde de sonrisas.

No podían pronunciar mi segundo nombre porque al ser mapuche, la pronunciación les resultaba confusa, y por ende ni siquiera hacían el esfuerzo por intentar mencionarlo al menos una vez.

A los bizcochos de grasa les decían "criollos" y eran el sustituto de todo al momento del desayuno y la merienda y cuanto ocasión de tomar mate hubiera.

En las panaderías no vendían tortas fritas, en la mayor parte de ellas solo encontrabas "criollos".

¿Como carajo me adapto a esto? pensaba yo muy internamente.

El tiempo me enseño.

Cuando me canse de tropesar y golpearme con los mismos problemas de siempre, cuando asumí que no podía seguir viviendo como extranjero en mi propio país por no querer aceptar las costumbres de otros connacionales, por mas que ellos no quisieran aceptar muy del todo las mías.

Cuando entendí que no podía seguir persiguiendo sueños de allá, estando yo acá.

Ahí me encontré. Y me dolió. Y me sentí un poco solo. Quizás muy solo.

Y ahí acepte que necesitaba conocer gente de acá, y empezar a aprender.

Porque eso es la vida, un ida y vuelta permanente, pero siempre aprendiendo.

Acepte empezar a hablarme con aquellos que me hablaban y yo ignoraba.

Comencé a juntarme con ellos a estudiar y a comer cada vez que era posible, ya que hasta el momento me hablaba por lo general con chicos de otras provincias y principalmente de mi provincia natal.

Conocí varias caras en una misma ciudad, la de la vida "bien" de Nueva Córdoba, la de vida "normal" en los limites del centro y los barrios aledaños, y la vida sufrida en los margenes de la ciudad.

Así viví varios años. Ame las luchas de Alberdi, las luchas del "Pueblo de La Toma", las tome como bandera propia, aunque no lo fueran quizás.

Me volví interesado en saber por la vida de quienes no tenían escuelas y hospitales decentes, de quienes padecíamos un transporte con paros sorpresivos que nos dejaba a mitad de camino del destino deseado.

Me volví adicto al "Paseo de los Artesanos", empece a sentir la necesidad de peregrinar sus calles y pasajes de manera rutinaria y religiosa todos los fines de semana. Empece a comprender que ese lugar me transmitía una enorme calma.

Con los años llegue a la necesidad de aclarar mi mirada política. Pero tarde en mostrarlo públicamente, tarde siete años en hacerlo.

Y cuando llego el momento y pude en aquel papel de militancia ver que lo que yo conocía en realidad era mucho mas complejo, comprendí que no me había alcanzado el tiempo, y que quizás lo desperdicie enojandome sin sentido.

Cada nueva persona me enseño una razón para sonreír, me explico que siempre había motivos para juntarse y expresar la alegría de una amistad.

Entonces lo asumí, empece a reír mas seguido, empece a mirar de manera optimista, a sonreír y agradecer la oportunidad de conocer a cada uno de los que estaban cerca mío.

Y mi tonada sureña de pronunciación neutral y seca acepto algunos términos naturales de acá.

Ahora ya aceptaba cada broma con humor, disfrutaba de cada chiste y las diferencias culturales ya no era una barrera natural para mí; ya no existían ahora.

Asumí que el "Paseo de los Artesanos" era mi nuevo "Lugar en el mundo".

Entendí que todo este tiempo me había equivocado.

En realidad yo venía de la cuna nacional de la antipatía y al parecer había sido el líder de esa región.

Valoré cada encuentro. Valoré cada momento. Comencé a sentirme uno mas entre el montón.


No puedo creer lo que voy decir, de hecho nunca pensé que iba a hacerlo:

Voy a extrañarlos mucho cuando ya no este mas acá.