viernes, 22 de mayo de 2015

Fragmento 3

Adoro el clima otoñal, el aire fresco, especialmente el del atardecer.

Salir a caminar por la ciudad con mi campera de jean parchada, recorrer la plaza Colon, la plaza San Martín, El Paseo de los Artesanos. Caminar Alberdi.

Llegar a casa, sacar del ropero un par de frasadas mas para enfrentar la noche, es quizás la etapa que mas adoro del año.

Lo que no me gusta, que mas bien me genera cansancio, es el clima veraniego el pleno otoño.

Ahora estoy atravesando esa tediosa micro etapa, mientras espero ansioso a que regrese el clima fresco, con sus noches de te y chocolate caliente.

martes, 19 de mayo de 2015

Un pensamiento cotidiano

Desde hace un par de días vengo pensando en lo fácil que es hacer opinología sobre los demás ( los "demás" sería el resto del conjunto social).

Que simple que es juzgar a otros, minimizarle permanentemente el esfuerzo, cualquiera sea ese esfuerzo, desde la manera en que encara la rutina hasta una posible acción social.

Veo gente que llega al punto de decir que toda la sociedad esta desviada, que no tenemos valores culturales, que la sociedad de antes era mejor. Llegan al punto de compararnos con otro conjuntos sociales que, según ellos son mas estructurados.

Que somos unos mugrientos. Que no cuidamos a los animales.

Yo no creo que seamos de lo peor.

En lo personal creo que el tema debiera ser un "asunto personal" (valga la redundancia).

Llevo años en realidad pensando en esto, lo que me ocurre es que cuando empiezo a razonar eta situación quedo prácticamente durante días dando vueltas con el tema.

Básicamente creo que como sociedad no tenemos motivos para pensarnos como lo peor que pueda haber, y creo que las comparaciones no son malas pero están muy mal aplicadas.

Pretender que cambie el conjunto entero no me parece la solución. Estoy convencido de que el cambio debe ser personal.

Si a uno le disgusta algo, tiene que ser uno mismo el que promueva el cambio a través del ejemplo.

En mi caso, que me duele la situación de la gente viviendo en la calle, lo que hago es participar en un comedor para gente en situación de calle, lo hago de manera totalmente voluntaria. En otras ocasiones he viajado a localidades vecinas para ayudar a damnificados por catástrofes naturales, y en esos casos me he integrado a grupos armados para funciones especificas.

En esos casos trate de dar el ejemplo de como mejorar como sociedad a través del empeño personal.

Alguna vez también fui socio de Médicos sin Fronteras, de UNICEF y hasta de un importante Club de mi país.

Hay otras cosas que también me preocupan, como el maltrato a los animales, pero en fin, no me da el tiempo para dedicarme a tantas actividades.

Creo que de esta forma uno aporta mas socialmente que haciéndolo desde la estricta posición crítica, que en definitiva no hace mas que cuestionar permanentemente al conjunto social.

Durante el mundial de fútbol que se desarrollo en Brasil en el 2014 note, ya bastante acostumbrado, como la gente se deshacía en elogios para con los japoneses, pues resulta que al finalizar cada partido donde jugaba su selección, esta gente, de manera muy organizada, se disponía a levantar toda la mugre que habían generado para entregar su lado del estadio tan limpio como al momento en el que ingresaron para ver el partido.

Bueno, obviamente se empezó a decir que eso era "cultural", un claro ejemplo de lo atrasados que somos como sociedad porque somos incapaces para organizarnos incluso para una iniciativa tan simple como esa.

Solo por mencionar ese caso podemos decir que tenemos un problema para resolver.

Pero, por ejemplo, yo que los admiro tanto a los japoneses por su alto nivel de organización no puedo evitar tener que reconocer que ellos tienen conductas gravisimas que atentan contra la fauna marina.

Solo voy a mencionar el consumo de carne de ballena y de aleta de tiburón, pero la cantidad de especies que están en vía de extinción, y en las que ellos han contribuido notablemente a esta situación es algo en verdad muy alarmante.Hay pedidos de la ONU solicitándoles que los retiren de su dieta cotidiana para salvar a dichas especies.

Ellos también acarrean problemas severos en cuanto al nivel de abusos sexuales, tienen una tasa altísima al respecto. La cantidad de hombres mayores que se estaciones frente a las escuelas para filmar, fotografiar y dar a conocer estos contenidos en internet es algo enormemente preocupante.

Entonces, no veo mal reconocer nuestro errores, es una forma de promover el progreso social. No veo mal que se hagan comparaciones con la realidad de otras sociedades, nos ayuda a ver que tanto avanzamos ( o lo contrario).

Pero lo que si veo muy mal es la crítica permanente por el solo hecho de cuestionar, y donde la idea no es mas que dañar.

Comencemos dando el ejemplo entre nosotros de manera respetuosa.

Hagamos simples acciones, muchas veces es la mejor forma de empezar algo que con el tiempo nos dará un gran aprendizaje para poder enseñarle a los demás.

Separemos la basura en casa, limitemos el consumo de agua, participemos en organizaciones para el cuidado de animales. Empecemos a informarnos sobre la realidad del maltrato que reciben las mujeres socialmente, organicemonos para ayudarlas a defenderse.

Pero ante todo, no nos quedemos en el simple y cómodo comentario que solo sirve para cuestionar y nada mas.


viernes, 15 de mayo de 2015

Reflexivo

Me es irremediable cada vez que me encuentro solo, cada vez que el silencio me envuelve, no quedar victima de los recuerdos del pasado, de las vivencias de la infancia y la adolescencia que de alguna manera u otra fueron adquiriendo un significado de enorme valor para mí.

Me gusta pensar que esto que me ocurre también le sucede a otros.

Que esos otros también son victimas de sus recuerdos del pasado, que ellos también añoran aquellos grandes momentos transcurridos.

Que en esos recuerdos uno revive las primeras sonrisas picaras con papá, los paseos por la plaza de la mano con mamá, como también las primeras y cada una de las travesuras de niño en el barrio.

Los primeros golpes de esos bien fieros con la bicicleta "sin rueditas", los cumpleaños con los amigos cerca de casa y con los compañeritos de la escuela. Las tardes ya muy anochecidas jugando a la pelota.

Los actos del 25 de Mayo, del 9 de Julio y el Día de la Bandera vestidos de Granadero, de Belgrano o de negrito vendedor de empanadas.

El primer día en la secundaria, los nuevos compañeros. El hacerse el muy hombre renegando de los besos de mamá.

El primer amor. Las primeras lagrimas por aquel sentimiento que resulto no correspondido.

Las primeras escapadas de la escuela.

El sostenerse codo a codo con los amigos, el estar juntos aún al momento de defenderse de la agresión de otros como uno o como no.

El egreso del colegio.

El asumir que algunos seguirán estudiando y otros empezaran a trabajar, que seguimos siendo chicos, pero que llego el momento de "madurar".

Que nefasta mentira es la madurez, matar la adolescencia y empezar a envejecer.

Me es irremediable no acordarme de lo que fui alguna vez. Me gusta pensar que a otros les sucede también.


jueves, 14 de mayo de 2015

Seré un puñado de angustias
cuando ya no sepa de vos.

Me envolverán el dolor,
los recuerdos de lo que fue tu presencia
y el pesar lógico de tu ausencia
se encargarán de aclararme
lo irremediablemente obvio:
Que ya no vas a volver.

Pero yo igual te esperaré,
porque eso es la fe,
creer que algún día
vas a volver.

Que entraras exultante de felicidad
y llenaras la casa de alegría,
que bailaras con la radio encendida,
que me dirás con algarabía
que sabrías que vendría,

Que hasta has preparado la comida,
y que tienes para contarme
mil cosas que han pasado
en el poblado en estos días

Y yo te escuchare
con enorme atención y simpatía
mientras vos
entre frases y sonrisas
llenaras de alegría
esta sala vacía
en la que yo espero
que vuelvas algún día.



domingo, 10 de mayo de 2015

El hombre que maldecía su desgracia

Insultaba. Insultaba a los cuatro vientos. Todo le molestaba, esta claro que vivía nervioso,presa de su torpeza natural, enojado porque todo lo que le pasaba a diario lo confundía.

Quería tener estilo. Para ir a trabajar lo hacía de traje, sombrero fungi estilo tanguero y maletín en mano.

No podía con el genio, todos los días iba a la parada del colectivo, mientras se quejaba en voz baja de la cola de gente esperando, de los colectivos cargados de pasajeros que le hacían pensar lo que le podía esperar. El siempre veía el día nublado.

Se quejaba del viento que le desacomodaba el sobretodo cuando no lo tenía abrochado, que le corría el sombrero de la cabeza, que el maletín por lo pesado le cansaba la mano, y entonces lo pasaba a la otra mano, luego esta se cansaba y terminaba en el piso entre sus piernas para finalmente volver a la primer mano haciendo así un circuito interminable.

Se quejaba, se quejaba y en eso una ráfaga de viento le voló el sombrero fungi estilo tanguero justo cuando a una cuadra se vislumbraba la llegada del colectivo que tanto esperaba. No quedaba mas opción, había sido una adquisición demasiado cara, por lo que tomo su maleta del suelo y entre maldiciones dedicadas al mismo viento vio como el accesorio iba tomando altura, y el, corriendo para ver si en algún momento podía hacerse de nuevo con su elemento.

Como les decía, corrió por la vereda, corrió esquivando vendedores ambulantes, chicos de primaria y secundaria, señoras comentando los avances de la novela de la noche anterior, y simples personas distraídas de este pobre desgraciado que termino impactandolas, y que sin tiempo alguno de disculpa correspondiente, se reincorporaba, continuaba su andar desesperado maldiciendo al viento por el cansancio provocado, por el calor que ahora llevaba encima pese a ser una mañana de 8 grados de temperatura.

La transpiración en la frente, el traje todo desacomodado, la escena para cualquier automovilista de un hombre con sobretodo cruzando la calle a las corridas atrás de un sombrero que tenía a dos metros por encima resultaba por demás entretenida.

Finalmente y tras dos cuadras de persecución muy poco inadvertida por los transeúntes, nuestro personaje logra hacerse con su tan apreciado sombrero fungi estilo tanguero, al cual el viento ha dejado caer sobre una de las entradas a una galería comercial, allí en Av. Colon.

El se detiene frente a el, lo mira, lo mira mientras respira con intensidad, lo mira mientras respira con intensidad y nota con franca desilusión lo desacomodado y húmedo de transpiración que ha quedado su traje.

La gente lo mira a el, lo miran y tratan de entender la escena ocurrida a las 7 am. Todos a su alrededor entienden que aún tienen sueño, excepto el, que lo perdió persiguiendo un sombrero, el único sombrero en las dos cuadras que duro la persecución, y quizás también en toda esa parte de la ciudad.

El se acerca a su sombrero, lo levanta, lo sacude y lo regresa a su ahora despeinada cabeza, para luego mirarse las manos, mirar su maleta y maldecir su mala suerte cotidiana.

En eso llega el colectivo, que se detiene en el punto indicado a pocos metros de el. El se sorprende, haber corrido tan rápido como para adelantarse al vehículo.

Se alegra, es que quizás no fue un día tan malo, algo bueno puede rescatar después de tan traumatica escena.

- "Quizás este pueda ser un gran día", dice ilusionado mientras camina a la parada para abordar el colectivo.